Pero estábamos a punto de preguntarnos, si están las escritoras marginadas. Parece que sí, al menos es lo que aseguran desde una institución tan rigurosa como la organización Clásicas y Modernas, promotoras de esta iniciativa.
¿Lograremos con ese festejo, que se celebra por primera vez el próximo 17 de octubre, ayudar a sacar a las escritoras de la marginación? ¿O sucederá como con tantas celebraciones institucionales, que pasará sin pena ni gloria?
Las escritoras se quejan de que se las visualiza poco. Cierto. Y por tanto el susodicho día servirá para que un grupo de escritoras, a poder ser jóvenes, a poder ser guapas, a poder ser glamourosas aparezcan en las revistas posando y verbalizando aquello de que siguen marginadas.
Si enseñar cifras y contar verdades sirve para algo, bienvenido sea este día que debería recordarnos, por ejemplo, que la última escritora que ganó el Premio Nacional de Narrativa fue Carme Riera, corría el año 1.995, o sea hace la friolera de ventiún años. Sigamos. De cuarenta y seis sillones que tiene la RAE, (Real Academia Española de la Lengua), treinta y nueve están ocupados por varones y solo siete son mujeres.
Y si hablamos de los premios literarios la distancia entre hombres y mujeres sigue siendo también enorme, a favor de ellos, claro.
Algo saldríamos ganando si los jurados fueran paritarios, pero eso es harto difícil. Estos datos, a poco que se reflexione, sí que son consecuencia de la marginación y no la ausencia de visualización.
Así que este día pasará con poca pena y con menos gloria.