Mujeres y cultura. De lo invisible

En la literatura universal, el primer escritor conocido es una mujer. Enheduanna : así se llamaba. Era sacerdotisa, aristócrata y alto cargo de su gobierno. Sus textos y sus cantos se utilizaron durante siglos en las devociones.

La literatura escrita por mujeres ha estado ligada a cuestiones religiosas. En los conventos sí se recogía lo que hacían las monjas: fuera era muy distinto. «Estoy convencida de que muchas mujeres improvisaban poesías, cantaban nanas…»: me lo contó Clara Janés, escritora, comisaria de una exposición de la Biblioteca Nacional, «El despertar de la escritura femenina en lengua castellana».

Sí: escritura femenina. Cuando Antonio Muñoz Molina (como bien ha dicho Laura Freixas) escribe sobre su servicio militar, el 52% de la población que formamos las mujeres, hemos de identificarnos. Si Clarice Lispector habla sobre maternidad, materia importante donde las haya desde que comenzamos a reproducirnos hace milenios, el tema es femenino. A las escritoras mujeres las leen, mayoritariamente, mujeres.

El 80% de los críticos literarios son hombres y escriben, sobre todo, acerca de novelas escritas por hombres: algo más de un 80% de las que se reseñan en las publicaciones culturales, para las que somos poco más que una anécdota. ¿El problema? Que hay que investigar mucho, descubrir a muchas mujeres ocultas y sacarlas a la luz y eso es un trabajo ingente que están haciendo muy pocas personas, porque la Universidad, también, sigue siendo un territorio eminentemente masculino.

Escritoras olvidadas

Podemos decir nombres: a Cristobalina Fernández de Alarcón la odiaban Góngora y Quevedo porque les ganaba todos los certámenes literarios. Ana de san Bartolomé, discípula de santa Teresa (esa grandísima escritora a la que le quitaron todos sus libros) fue la única mujer en una publicación que recogía la vida y retratos de los grandes hombres ilustres de Bélgica. S

or Ana de Jesús fue la destinataria del Cántico de san Juan de la Cruz y fray Luis de León le dio su traducción del Cantar de los Cantares . Ella y sus monjas lo fueron copiando y copiando y al final pudo ver la luz, aunque sor Ana había muerto antes. Sor María de la Antigua dejó más de mil páginas de Teología y de poesía : «Yo miraba el libro con sorpresa, porque ¡es buena! Su poesía está muy bien, su prosa también y, en cambio, no se la conoce»: sí, Clara Janés se encontró con sorpresas cuando preparaba su exposición.

En la pintura, la subrrepresentación es aún más abismal. Y en el cine, una cifra nada más. El 80% de los personajes femeninos son de mujeres de menos de 40 años que sirven, sobre todo, como apoyo del personaje masculino principal.

El 7% de mujeres ha ganado el nacional de Ensayo; el 5% el de Narrativa; el 10% el de Poesía y el 9%, el Cervantes; el de Teatro, el 18%. El de Cine no reconoce a ninguna mujer directora. La Real Academia Española está intentando corregir la desigualdad a buen ritmo, pero en teatro, por ejemplo, la dirección y la dramaturgia la copan los hombres: son el 80%. El 44% del alumnado en las escuelas de cine son mujeres y, sin embargo, el 84% de las ayudas públicas se destinan a películas dirigidas por hombres.

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