En la solemnidad de la Sinagoga del Tránsito, solo se escuchaban los abanicos y a una mosca pesada, que no se despegaba de los micrófonos.
La poeta y antóloga Noni Benegas ejerció de presentadora, destacando la “hondura y el verso claro y dolorosamente bello” de Juana Castro en “Los cuerpos oscuros”, el segundo título de la Colección Genialogías de la editorial Tigres de Papel, un texto en torno a la enfermedad del Alzheimer, que se caracteriza por su atmósfera visionaria y la complejidad de su sujeto lírico.
Por su parte, María García Zambrano e Isabel Navarro, hablaron de la asociación Genialogías y de sus iniciativas: “Un lugar para compartir y para el encuentro, pero también para hacernos preguntas y para ejercer la crítica, donde maestras y discípulas pueden llamarse compañeras, y hay espacio para distintas generaciones y estéticas”, afirmó Navarro. Además de leer dos poemas del libro “Marta & María”, de Maria Victoria Atencia, que no pudo estar presente por razones de salud.
Juana Castro agradeció su inclusión en la colección, aunque quiso aclarar que tuvieron que convencerla, no porque no quisiera ceder los derechos, sino porque le parecía prematuro “ya que había otras más mayores yo, que por edad, merecerían haber aparecido antes”.
En su voz, sonaron poemas como “Calle Cruz de Ventura”, “Brasas” y “Verano 36”: “Un prodigio de sol en mi ventana. /(Y las ropas ardiendo). / Pongo apenas un pie, voy al lavabo: / Cae sobre Bagdad la primer bomba/” leyó Juana emocionando a un auditorio deseoso de escucharla.
Entre el público, de unas cuarenta personas, había poetas como Maria Antonia Ortega, Luz Pichel, Begonya Pozo, Nuria Ruiz de Viñaspre, Antonia Díaz, Luisa Antolín, Emilia Conejo, Pilar Martín Gila, Mara Troublant y Cristina Morano, entre muchas otras que se acercaron a este espacio, tan impregnado de Historia y significado.
A petición de Noni Benegas, Juana Castro terminó su lectura con el poema “La bolsa y la vida”, un poema con un toque de humor, que la cordobesa recitó de memoria y no está incluido en “Los cuerpos oscuros”.
Y así, con una sonrisa y mucho más hidratado, terminó el público, que ofreció a la poeta un largo aplauso lleno de emoción, complicidad y admiración, antes de correr hacia otro de los muchos actos que durante el pasado fin de semana inundaron plazas y patios de Toledo, que más que nunca fue una ciudad en llamas.