«Mi mamá siempre me decía que estaba mal peinada, así que es el mejor elogio que me puedes hacer en la vida. Además, aquí cerca lo único que tengo es la iglesia y no voy a ir al cura a que me ponga los rulos. El salón de belleza ya es algo que saqué completamente de mi vida«. Con Poniatowska siempre cabe la duda de si lo que cultiva, en su mirada y en su voz, es en realidad una inocencia irónica o, sencillamente, la ignorancia necesaria para seguir haciéndose (y haciéndonos) preguntas. Arrastra las palabras con una sonrisa y habla como escribe: con una prosa poética cargada de mexicanismos. («Soy más mexicana que el mole», dice). En su afabilidad, parece una mujer incapaz de la ira. Seguramente porque tuvo, dice, una infancia feliz. Y eso nunca se pierde. Hija de aristócratas polacos y con el título de princesa, Elena conoció el exilio por culpa del nazismo y creció entre México y Estados Unidos para empezar en los años 50 una exitosa carrera periodística en la que, poco a poco, fue afinando su particular estilo: entre la crónica periodística, el testimonio oral, el lirismo y la denuncia.
Tras escribir sobre Elenora Carrington, publica en España ‘Dos veces única’ (Ed. Planeta), una novela sobre Lupe Marín, la primera y olvidada esposa de Diego Rivera, a la que retrata como una mujer salvaje y apasionada, anulada del recuerdo histórico por la icónica Frida Kahlo.
Elena ha conocido y sido amiga de grandes genios. García Márquez, Cortázar, Carlos Fuentes, Octavio Paz… Pero ella se queda siempre con Buñuel, al que sigue añorando y define como «un tipazo»: «Durante una época estuvimos yendo juntos a la cárcel para ver a Álvaro Mutis. Él y su mujer me invitaban mucho a comer, pero era una casa muy fría, y un día yo encontré leña en una esquina y se la llevé en una cajuela. Desde entonces me llamaba ‘la muchacha de la leña'».
En su discurso de aceptación del Premio Cervantes, en 2013, además de definirse como «una Sancho Panza» reconoció que Buñuel había sido su amor platónico. A Alcalá de Henares llegó vestida con un huipil mexicano rojo y una ristra de siete nietos. «Mi nieta Carmen le preguntó al rey Juan Carlos por qué no llevaba puesta su corona y él le respondió que la llevaba doblada en el bolsillo. Luego le dijo si era bonito ser rey y él contestestó que «a veces». Tuvieron una buena conversación».
MUJERHOY En 2013, fue la primera mujer de las cuatro premiadas, que era capaz de recoger el Cervantes de pie. ¿Cómo se siente ahora? ¿Qué tal está de salud?
Elena Poniatowska Pues estoy llena de fierros, como la mujer maravilla, porque me pusieron un marcapasos hace poco. Me desmayo con facilidad y, si los desmayos son largos, puedo no despertar, así que espero que el fierro me haga de corazón. Y funcione.
MH ¿Qué tal se lleva con la vejez?
Elena Poniatowska Tengo unas manchas en la piel que les dicen flores de panteón y son muy tristes. Siempre pienso: «Apenas tenga tiempo, voy a ver si me las pueden borrar»… pero se me olvida y, además, me llevo bien con la vejez. La única diferencia es que yo antes siempre bajaba las escaleras corriendo y montaba mucho en bicicleta. Hacía muchas cosas juveniles a las que ahora he tenido que renunciar. Lo único que sigo haciendo es caminar porque tengo un perro que se llama Shadow y dos gatos, Monsi y Vais (por mi viejo amigo Monsivais). Ellos son los que me sacan al mundo.