Argentina: Mujeres que (se) escriben

¿Cómo se transformó la representación de las mujeres en la literatura nacional? ¿Cómo pasaron de ser meros agentes pasivos (si no figuras ausentes) a protagonistas exclusivas, como sucede en los libros de Ariana Harwicz y Sylvia Molloy, por nombrar a dos autoras contemporáneas de distintas generaciones? Los cambios en el contexto social, por supuesto, acompañan e impulsan nuevos circuitos, dinámicas y consumos literarios, pero la relación entre realidad y ficción es reticular. En los últimos quince años, junto con el despliegue de nuevas subjetividades femeninas en la ficción aparecieron más voces de escritoras.

«Creo que es evidente que hay una mayor edición y circulación de escritoras mujeres tanto a nivel nacional como regional e internacional -comenta Nora Domínguez, doctora en Letras, directora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (UBA) y autora de libros clave como Lazos de familia. Herencias, cuerpos, ficciones y Fábulas del género-. Me interesan Margarita García Robayo (Colombia), Lina Meruane (Chile), Fernanda Trías (Uruguay), Verónica Stigger (Brasil). Ellas saben mirar los mundos en que viven y extraer los personajes, los conflictos, las voces más desafiantes que los hagan hablar; trabajan en los límites y eso me seduce mucho porque están probando qué decir, cómo narrar, cómo levantar capas de sentidos. La mexicana Valeria Luiselli tiene una imaginación sofisticada y un manejo extraordinario de la prosa.»

Sobre el trabajo de las autoras nacionales, Domínguez agrega: «La vida doméstica, los lazos familiares, los encuentros afectivos y sexuales son los aspectos que tal vez más han cambiado a lo largo del siglo XX y en lo que va del XXI. La literatura, aunque puede anticiparse o ir detrás de las transformaciones, siempre va con ellas a su lado, ofreciendo perspectivas y colocando voces diferentes en esas series. Los temas proliferan: las marcas de la enfermedad, las versiones inéditas de las violencias políticas aún sin narrar o de las violencias sobre el cuerpo de las mujeres, los viajes y exilios. Pero lo interesante es la emergencia de modos de narrar más desprejuiciados, más críticos, más experimentales, que alteran nuestras certezas sobre las representaciones de género y las múltiples relaciones imaginarias, reales, políticas que establecemos los humanos.»

Domínguez adjunta en su respuesta una larga lista de autoras: Perla Suez, Sylvia Molloy, Gabriela Cabezón Cámara, María Martoccia, Mariana Docampo, María Moreno, Matilde Sánchez, Romina Paula, Gabriela Massuh, Tununa Mercado. «Y leí con mucho interés a María Sonia Cristoff, Selva Almada, Lucía Puenzo, Samanta Schweblin, Vanesa Guerra y Mercedes Araujo. Hay otras que también vienen pisando fuerte: Eugenia Almeida, Ariana Harwicz, Virginia Cosin.»

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