Angélica Lidell: La poesía es la rebelión contra el Estado

Tras varios años haciendo teatro político, acabé por pura frustración y decepción estando de acuerdo con Pasolini en el hecho de que la cultura había creado un discurso «liberal, radical, marxista» (así lo describe él) que no se transforma en nada más y se acaba convirtiendo en conformismo, en la satisfacción del mundo cultural, y esto debilita el mundo de la cultura y de la expresión, puesto que finalmente estamos todos de acuerdo y satisfechos con el discurso, independientemente de su valor estético o poético, simplemente porque es justo, porque está de acuerdo con la ley del Estado, con lo hegeliano. Sin embargo, la poesía es la rebelión contra el Estado.
 

La cultura, orientada desde el siglo XVIII hacia el racionalismo, culmina con una interpretación económica del hombre gracias al marxismo, pero el alma humana es demasiado compleja para ser explicada según una teoría económica, mediante lo moral. El alma humana solo puede explicarse desde lo inmoral, para comprender al hombre es necesario condenarse, quebrar la ley, esa la base de la transgresión, la transgresión en el sentido trágico, la transgresión de la ley del Estado hegeliano, aquello que tiene que ver con el sacrificio poético, con lo incompresible y el misterio. Mediante la transgresión se rebela, según Bataille, la oscura actividad que se esconde en toda vida humana. Esto no tiene que ver con lo justo y lo injusto, ni con lo político, sino con la naturaleza de los hombres.

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