Querida Marta:
Han transcurrido ya algunas semanas desde tu adiós. Suficientes para enviarte un abrazo, urdido en palabras, que el espacio reciba por ti y que no quede manchado por un dolor tan reciente. Muy pocas para los y las que te querían o te amaban, pero para nosotras, en la segunda fila, suponen la distancia inmensa de una realidad, que no volveremos a disfrutar de tu presencia. Te echamos de menos, tu ingenio, tu inteligencia, tu sentido del humor, tu puntualización oportuna en las asambleas, tu cara de guapa que parece no saberlo, tu poesía, tu inolvidable sonrisa. Aunque ya lo hacíamos antes, echarte de menos, lo hicimos durante tu larga enfermedad, con pandemia de por medio. Eso y desear un milagro que no se dio.
He recordado el crowdfounding con el que dimos comienzo a la colección Genialogías, allá por 2016, que tantos títulos grandes cuenta ya en su haber. Tú aportaste quinientos euros, Marta, y fuiste la mecenas más generosa de cuantas participaron. Porque siempre dijiste sí a las cosas que se te pidieron, y pusiste el alma en el trabajo compartido cada vez que estuvo en tu mano. Quede para muestra el maravilloso prólogo de Ítaca, de Francisca Aguirre, salido de tu pluma y de tu genio, también como lectora.
Cerramos ya el plazo de la segunda convocatoria de un premio, el Internacional de Poesía Marta Agudo, que tiene la vocación de alcanzar a todos los rincones donde una mujer que escribe poesía aún no se ha atrevido a publicarla; es un bello propósito. Pero imagino tu cara y puedo suponer lo que habrías dicho, entre divertida y escandalizada, de saber que tus compañeras de asociación iban a poner tu nombre a un certamen poético. Talvez te hubieras enfadado, incluso, o sólo sorprendido del cariño a la mujer y el respeto a la poeta que has dejado en nosotras. Quiero anotar las palabras de Julieta Valero, compañera tuya y nuestra, breves y descriptivas, por el amor que expresan:
Era buena sin selfie, generosa como agua, veraz, leal, bella, salvaje y libre. La punk más elegante de Madrid. La compasión hecha gesto. El talento creativo.
Atesoraremos el testimonio de tu huella en nosotras por muchos, muchísimos años, con tu figura unida a este premio de Poesía con mayúsculas, porque lleva tu nombre. Con amor, querida Marta, ahora y siempre, de tus compañeras.