En la actualidad, desde la Asociación Genialogías, trabaja para que la voz de las poetas precedentes a las generaciones actuales perviva y sea conocida. Es el hacer de quien desde tantos frentes muestra cómo la escritura de un poema, por parte de las mujeres, conlleva una sobredosis de incertidumbres y de interrogantes ante el lenguaje que los poetas desconocen. Lo que hoy es tema de actualidad ella lo abordó en un contexto social y político en el que el canon de la poesía de la mujer como ángel del hogar, aún coleaba. Noni titula ahora su último libro: Ellas resisten, y todas sabemos que el verbo resistir le corresponde a ella.
Ellas resisten se abre con una valiosa entrevista que Concha García y Carlos Álvarez-Ude le hicieron a la propia Noni, que no ha envejecido y en la que se exponen todas las ramas temáticas que convergen en el eje troncal de cada capítulo: “poesía y mujer”. Cabe interpretar la apertura de este nuevo libro con un texto de 1998 como afirmación de la autora en la voluntad de anudar los cabos de lo ya dicho, para ir acabando con la losa que sepulta la escritura de las mujeres, hasta el punto de les sentir que siempre se están empezando. A esa misma voluntad se ajusta el contenido de este libro: salvar del olvido una colección de artículos ya publicados sobre ese mismo eje, “poesía y mujer” ordenados cronológicamente, por fecha de nacimiento de cada poeta. De ahí, que arranque con tres nombres, insuficientemente reconocidos, en el paso de la República a la Dictadura (Concha Lagos, Paca Aguirre y Julia Uceda). Porque hay hilos que no pasaron a la generación siguiente como el que tejió Ángela Figuera en 1950, (su impactante Belleza cruel, México en 1958, no vio la luz aquí hasta 1978); porque hay poetas en la España de la Dictadura, como la citada Ángela Figuera o Carmen Conde o Gloria Fuertes, a las que, sin embargo, se las promovió de forma edulcorada, en un envoltorio de feminidad y maternidad que disolvía la potencialidad de su discurso crítico; porque hay poetas que, a sabiendas de que nadie parte de cero, en el negro aquí franquista no encontraba referentes, tal como confiesa la poeta Rosa Lentini, al reclamarse deudora de las norteamericanas de los 60 y sus consigna “lo personal es político”. Por todo eso, este libro resulta necesario.