Esta reflexión de María Victoria Atencia, escrita en 2001, describe perfectamente el espíritu que anima su obra en general y este libro en particular, Marta & María, publicado por primera vez en 1976 y reeditado ahora, en 2016, por la Asociación Genialogías en Ediciones Tigres de Papel. Espíritu capaz de conjurar, junto a la anécdota que preside nuestras peripecias diarias, esa otra existencia intemporal, de proporciones arquetípicas, de la que cada vida individual no es más que un capítulo o, más bien, una actualización aportando su gota al fluir pasado y futuro del devenir humano.
La dualidad que asoma a la obra de Atencia la otorga de hecho la conciencia, a modo de síntesis (y no de explicación, tal como sucede en ámbitos como la filosofía y la psicología) mediante la palabra poética, circunstancia que en su caso no puede vivirse de otro modo que como “un profundo desgarro”, en palabras de Juana Castro al prólogo de esta edición. El desgarro, a su vez, lo simbolizan dos mujeres (cómo no, arquetípicas) en una: la diligente Marta, entregada al día a día, y la soñadora María, atrapada en el rapto o fervor que deja en suspenso esos quehaceres terrenales para atender a otros mucho más indefinibles. Las dos en una, en los poemas, muestran el precio que hay que pagar por el equipaje de esa doble vida que encarnan: la lucidez, el dolor, la incertidumbre… todo ello en aras de una plenitud diariamente, trabajosamente, necesariamente perseguida.