Demoler poco a poco la sombra: el proyecto Genialogías en la revista «El Cuaderno»

Presentación del proyecto Genialogías /por Yaiza Martínez/
 
En octubre de 2013, un grupo formado por unas treinta mujeres poetas de distintas partes de España nos reunimos en Madrid, en la sede de la Fundación Entredós, sin saber muy bien para qué. La iniciativa había surgido en Córdoba, en la casa de Juana Castro, tras una estimulante conversación con la propia Castro y Concha García sobre los «Encuentros entre mujeres poetas» que tuvieron lugar entre 1996 y 2005 en distintas partes de España, y en los que participaron figuras tan destacadas de la poesía de nuestro país como Noni Benegas, Elsa López, Olvido García Valdés, Aurora Luque, Chantal Maillard, Ángela Serna, Chus Pato, Ángeles Mora, Ana Rossetti, María Cinta Montagut o Julia Barella.

Nuestro primer encuentro en la Fundación Entredós fue realizado, por tanto, en parte siguiendo esa estela de nuestras predecesoras, aunque aún no sabíamos muy bien cómo echar a andar. Sin embargo, desde entonces no hemos parado de inventar y de desarrollar proyectos cuyo propósito ha sido siempre el mismo: conservar el patrimonio de la voz poética de las mujeres o, en términos más metafóricos, que es lo que nos corresponde, ayudar a mantener encendida esa llama para que pueda alumbrar, pues hay que ir demoliendo/ poco a poco la sombra.

Nuestra inquietud de alumbramiento surgió desde la primera reunión, en la que se hizo patente el ninguneo a la poesía escrita por mujeres en España a lo largo de la historia. Empezamos preguntándonos a qué se debía. Las poetas profesoras de la Asociación Genialogías señalaban como causa la ausencia de autoras en los libros de texto, la imposibilidad de encontrar sus obras para poder programarlas en clase, y así difundirlas, o la escasez de estudios académicos críticos sobre los libros de nuestras poetas que las dieran a conocer.

El resto apuntamos la escasa aparición en prensa a lo largo del tiempo de artículos sobre la poesía escrita por mujeres en España, la desigual representación de las mujeres en los títulos de las editoriales, la falta de consideración a los textos poéticos escritos por mujeres o la patente desigualdad de género en los premios de poesía públicos de nuestro país.

Aunque estos aspectos señalados, afortunadamente, han ido cambiando un poco en los últimos lustros en España, y el mérito de las poetas cada vez puede brillar más, todavía queda mucho trabajo por hacer.

Dos ejemplos recientes sobre el estado de la cuestión que nos permiten entender la necesidad de esta labor. Hace tan sólo unos años (25 de junio de 2015) tuvimos que leer unas denostadoras declaraciones del principal editor de poesía en España, Chus Visor, sobre la poesía escrita por mujeres en nuestro país. Fue nada menos que en el suplemento El Cultural del diario El Mundo: «Lo siento, la poesía femenina en España no está a la altura de la masculina. No hay mujeres poetas comparables a lo que suponen en la novela Ana María Matute o Martín Gaite».

En julio de ese mismo año, las poetas de la Asociación Genialogías hicimos notar lo infundado e injusto de estas palabras a través del manifiesto Justicia poética ya, con el que conseguimos reunir más de tres mil firmas del mundo de la cultura en contra de dichas declaraciones; así como que los principales medios de comunicación se hicieran eco de nuestra protesta.

Como expliqué en 2016 en la Revista Canaria de las Letras, creemos que este apoyo social y este revuelo mediático ayudaron a que en las editoriales surgiera una mayor conciencia de la necesidad de reconocer y promocionar la poesía escrita por mujeres (la aparición de numerosas antologías[4] de poesía de mujeres en muy poco tiempo así lo constata).

El segundo ejemplo sobre el estado de la cuestión se refiere a los premios de poesía públicos de nuestro país. Según un reciente informe[5] de la Asociación Genialogías, elaborado por Nieves Álvarez y publicado por Ediciones Tigres de Papel, entre 1923 y 2016 los hombres ganaron el 82% de 48 premios otorgados por jurados en los que la participación de las mujeres se situó en un exiguo 15,82%. Además, muchas de estas mujeres participantes en los jurados no tuvieron en ellos ni voz ni voto, pues actuaron solo como secretarias.

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Selección de poemas de todos los libros de la Colección Genialogías en El Cuaderno

Decir en los límites: la colección Genialogías /por María Ángeles Pérez López (Universidad de Salamanca)/

¿Cómo hacer visible el importante legado de las autoras precedentes? ¿Recibimos de ellas su alto patrimonio intangible, que trasciende nombres sueltos, datos más o menos anecdóticos y una larga relación de ausencias?

Cuando desde la Asociación Genialogías nos preguntamos cómo relacionarnos con ese legado de menor visibilidad, de menor prestigio o peso en los manuales a los que accedíamos, las ediciones que consultábamos, las referencias que nos iban conformando como lectoras y escritoras, pensamos en la acuciante necesidad de reeditar aquellos textos que de algún modo podían completarnos y completar a otros, a otras.

Veníamos así a sumarnos a notables esfuerzos, como los de las editoriales Torremozas o Sabina, las antologías de género que se habían ido publicando en los noventa y 2000, el documental Se dice poeta dirigido en 2014 por Sofía Castañón o el blog ciendecien de Elena Medel.

Decirse poetisa o poeta, decirse en una sociedad todavía lastrada por el peso de la cultura que jerarquiza lo masculino sobre lo femenino en tantos de sus órdenes, resulta una tarea no menor: algo así como inventar un lenguaje diferente, un espacio de enunciación a la vez propio y a la vez compartido que no desconoce los límites y fricciones en la construcción de un yo marcado, genéricamente no neutro, cuyas experiencias y textualidades son también liminares, otras.

Y al reeditar esos libros, que de un modo u otro nos parecían centrales pero no se encontraban con facilidad en las librerías o las historias de la poesía en español, que estaban agotados o descatalogados, que raramente se habían vuelto a publicar exentos, queríamos incorporar miradas que pusieran en diálogo esos textos con otras voces y otros tiempos. De ese modo, cada libro cuenta con un prólogo significativo y una entrevista a la autora, siempre que ha sido posible. Se abren así nuevos perfiles, diálogos que quedan abiertos para que quien se acerque al bello libro editado pueda establecer su propia indagación. Porque también era importante que se tratase de libros cuidados, con una maquetación y tipografía capaces de hacer gozosa la experiencia lectora.

Una campaña de micromecenazgo permitió poner en pie los primeros ejemplares. Después, el dinamismo de la Asociación Genialogías y su compromiso con la poesía escrita por autoras está logrando la reedición anual de dos títulos que hayan sido significativos y no estén incorporados plenamente a ese caudal de lecturas necesarias con las que dialoga el tiempo en que vivimos. Ediciones Tigres de Papel abrió sus puertas y la colección es hoy una realidad pujante: seis libros editados a lo largo de los últimos tres años, todos ellos de gran calidad.

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Selección de poemas de todos los libros de la Colección Genialogías en El Cuaderno
 

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