Estos libros van acompañados con sendos prólogos, escritos por Virginia Trueba Mira (Zarraluki) y Nieves Muriel (Figuera Aymerich). Cobalto lleva además una entrevista a Esther Zarraluki realizada por Isabel Navarro. El grito inútil, por su parte, sale acompañado de diversos artículos y cartas sobre la obra de Figuera Aymerich, de autores como León Felipe, Amalia Iglesias o Sharon Keefe Ugalde, entre otros.
En el acto en la Biblioteca Eugenio Trías, que se celebrará a partir de las 18.30 horas, intervendrán las autoras Esther Zarraluki, Esther Ramón y Nieves Muriel.
Culpa
Si un niñito agoniza, poco a poco, en silencio,
con el vientre abombado y la cara de greda.
Si un bello adolescente se suicida una noche
tan solo porque el alma le pesa demasiado.
Si una madre maldice soplando las cenizas.
Si un soldado cansado se orina en una iglesia
a los pies de una Virgen degollada, sin Hijo.
Si un sabio halla la fórmula que aniquile de un golpe
dos millones de hombres del color elegido.
Si las hembras rehuyen el parir. Si los viejos
a hurtadillas codician a los guapos muchachos.
Si los lobos consiguen mantenerse robustos
consumiendo la sangre que la tierra no empapa.
Si la cárcel, si el miedo, si la tisis, si el hambre.
Es terrible, terrible. Pero yo, ¿qué he de hacerle?
Yo no tengo la culpa. Ni tú, amigo, tampoco.
Somos gentes honradas. Hasta vamos a misa.
Trabajamos. Dormimos. Y así vamos tirando.
Además, ya es sabido, Dios dispone las cosas.
Y nos vamos al cine. O a tomar un tranvía.
ÁNGELA FIGUERA AYMERICH, El grito inútil, Colección Genialogías, Tigres de Papel, 2018
*
Atardece. Noticias desmienten
la calma frente a mi casa.
Tristona y hermosa
abre su bocadillo a desgana
y parte en dos los escalones
de la entrada, los desagües tendidos
hacia el barranco, el viejo cuidado.
Se enseña con el cansancio de un largo
trayecto, la frente contra el cristal.
Veo sus ojos entornados
y el hondo pecho
respira ante mí. Y una mano alegre me empuja hacia ella,
hacia los escalones, hacia la calma
de la tarde, la calma abierta de la tarde.
ESTHER ZARRALUKI, Cobalto, Colección Genialogías, Tigres de Papel, 2018
Ángela Figuera Aymerich (Bilbao, 1902-Madrid, 1984) está considerada una de las principales figuras de la denominada poesía desarraigada de la Primera Generación de Postguerra española. Publicó los poemarios Mujer de barro (1948), Soria pura (1949), Premio Verbo; Vencida por el ángel (1951), El grito inútil (1952, ahora reeditado en la Colección Genialogías y en su momento Premio Ifach).
En 1953, publicó Los días duros y Víspera de la vida. Belleza cruel (1958), fue galardonado con el Premio de poesía Nueva España. En 1961 publica en Caracas Primera Antología. Más tarde, Toco la tierra. Letanías (1962), Cuentos tontos para niños listos (libro dirigido al público infantil, 1979); Otoño (1983), y Canciones para todo el año. Poesía infantil (1984, póstumo). En 1986 salieron sus Obras completas en la editorial Hiperión.
Ha publicado los poemarios
Ahora, quizás, el juego (Ed. Noega, 1982), Cobalto (DVD, 1996, ahora reeditado dentro de la Colección Genialogías), y los cuadernos El extraño (Café Central, 2000), Visitas (Els ulls de Tiresies, 2004) y El fruto oscuro (El toro de barro, 2005), con poemas que más tarde incorporó a Dónde (DVD, 2006). En el libro Peces que duermen (Ed. Consulta, 2012), sus poemas dialogan con la obra escultórica de Jordi Roura. Su obra ha aparecido en diversas antologías.