“20 con 20 no es una guía de lecturas obligadas para estar al día poéticamente hablando, ni pretende fijar un canon estético. Como antología, nuestra selección es un intento de ofrecer un mapa de lecturas que aspira a dar visibilidad a unas poetas que nosotras consideramos esenciales y a reforzar la presencia de otras ya establecidas en un momento en el que la poesía escrita por mujeres se manifiesta con gran dinamismo en nuestro país.”
Más allá de dicha declaración, el eclecticismo estético que la antología presenta se manifiesta desde la misma biografía de sus participantes. Así, nos encontramos con autoras, con independencia de la edad, que han publicado muy poco, y otras que lo hacen a un ritmo incesante; de formación autodidacta, o bien académica, esta última normalmente asociada a la docencia y la traducción; de perfil discreto, o notablemente activas en los círculos artísticos nacionales e internacionales; publicadas en editoriales pequeñas e independientes, o en las consagradas. Todo lo cual confirma, felizmente, que el camino para llegar a la poesía es muy variado y que, si bien la formación reglada, a priori (que no necesariamente) suele ayudar, no hay carrera ni currículum que valgan ante la verdad desnuda del poema, cosa que todo poeta sabe.
En este sentido, me han resultado especialmente elocuentes las poéticas de las autoras que, por voluntad o por circunstancias, permanecen alejadas de la escena canónica: “[…] sólo me interesa realmente el acto de escribir”, afirma Isabel Bono, relegando el acto de publicar a un segundo término y ubicando con sencillez el quehacer poético en su día a día; “Me he acostumbrado a la intimidad de un caracol dentro de su concha,” refiere Mercedes Escolano, defendiendo el ensimismamiento que le es más propio al poeta que su figura pública; “suelo desconfiar de los que transforman la poesía en un estilo / forma de vida,” concluye Ana Patricia Moya.