A manos de Rosa García Rayego y Marisol Sánchez Gómez, el libro no se presenta como un trabajo canónico, ni como una panorámica, sino explícitamente como un diálogo (que, desde luego, se proyecta hacia esas otras dimensiones).
Así, la lectura de los poemas (escogidos por las propias poetas) desde esa posición hace que se expandan buscando una respuesta por parte del público, a modo de intercambio, no como una voz enunciada en una única dirección.
Con esa intención de buscar una relación menos autoritaria con el lector (recordemos aquellas lecciones de Constatino Bértolo acerca de la imposición de la voz del escritor), cada conjunto de poemas se abre con un texto introductorio elaborado por cada una de las poetas, en las que reflexionan sobre una serie de cuestiones previamente lanzadas por las antólogas.
El proyecto surge de la necesidad de visibilizar y reivindicar las aportaciones de mujeres en el campo poético español reciente, todavía profundamente determinado por marcas y dinámicas patriarcales.
En el prólogo, las antólogas documentan esa exclusión de género, que no se corresponde con la alta calidad de numerosas poetas mujeres. Repasan también las antologías “generales” y las exclusivas de mujeres editadas anteriormente, y rastrean desde ese punto algunos de los rasgos comunes que encuentran recogiendo las observaciones de los responsables de esos títulos. A través del análisis de su composición, se evidencia el desequilibrio entre la inclusión en ellas de mujeres y varones. Concluyen realizando un análisis global del conjunto de nombres y textos que se agrupan en el tomo.